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Martirologio de Alfredo Bilbao Fernández, ejemplo del deber y del servicio.

Con el paso del tiempo algunas situaciones van quedando en el olvido y el manto del tiempo lo cubre hasta quedar arrinconado en un lugar solitario, cayendo muchas veces en el olvido. Pero para nosotros los bomberos, el paso del tiempo que es a su vez el “paso de la historia”, nos hace reencontrarnos con aquellos sucesos bomberiles, que a pesar de dolorosas,nos trae al presente el honor y el sacrificio del sagrado deber.

Un día jueves 3 de mayo de 1894, a los Bomberos Españoles nos golpeó la partida de uno de los nuestros, siendo el primer español muerto en acto de servicio, cuando la alarma de incendio se dejó sonar por las calles de Valparaíso y la Séptima acude a cumplir con su deber y entre estos valientes guerreros inmortales en espíritu, corría presuroso el Bomberos señor “Alfredo Bilbao Fernández”, quien sin saber acudía al llamado de incendio y a su cita irrevocable con el destino.

Alfredo Bilbao Fernández, cae en acto de servicio, dejando con ello un enorme dolor y un profundo sentido de entrega al prójimo. Ese día cuando aún la Séptima Compañía no cumplía un año de vida, lloraría y se honraría por el sacrificio de este nobel bombero, han pasado 129 años desde aquellas horas tan difíciles y que hasta los días de hoy, nos trae a todos los que vestimos de cotona y casco, el reencuentro con juramento de servir a los demás. Así y por los escritos de la historia Alfredo Bilbao se convierte en el primer mártir de la Séptima Bomba España de Valparaíso.

Este Bombero había nacido en la ciudad Cantábrica de Torrelavega, provincia de Santander en 1874 y provenía de la 1° Compañía “Española” de Iquique. Llegó a Valparaíso para trabajar en la tienda de telas de su hermano José Bilbao, quien también era bombero de la Séptima y fue quien lo llevó a nuestra Compañía. Ingresó como séptimo el 1° de Enero de 1894.

Eran las 01:00 horas de la madrugada cuando se desata un siniestro en el segundo piso de un edificio de tres pisos ubicado en la calle Esmeralda a la altura del N° 1132 por el costado del cerro.

La Compañía en ese entonces trabajó al mando de su Capitán Sr. Enrique Campusano, recibe la orden de armar desde el mar y un pitón para evitar que el fuego se propague al edificio contiguo al afectado. El diestro manejo del pitón por parte de Alfredo Bilbao, evitó que el fuego se propagara a ese edificio, sufriendo daños menores. Luego el fuego ya comprometía ahora otro edificio y como el pitonero Bilbao era certero, fue enviado al tercer piso por una escalera de caracol, con la intención que desde allí apagara el fuego.

Eran las 02:15 horas, cuando el Segundo Comandante don Horacio Carlos Sohst (2° Cía). se disponía a subir hasta el tercer piso, donde estaba el pitonero, cuando se produce un fatal derrumbe, con un estruendo el muro cae a la calle Esmeralda, llevándose consigo al joven Bilbao, transformándolo en mártir del deber. No fue sino hasta las 10:00 de la mañana cuando se logra encontrar el cuerpo sin vida del séptimo que escribía su nombre en el firmamento del sagrado deber.

Alfredo Bilbao Fernández fue llevado hasta el cuartel de la Séptima Compañía, en donde se montó una capilla ardiente con guardia de honor hasta el día Sábado 05. Ese día a las 20:00 horas exacta es llevado a los Huerto del Señor, acompañado por todos los Séptimos. La Décima Compañía “Bomba España” de Santiago en pleno forma junto a la Séptima, recorriendo las calles porteñas con la pena y el honor de acompañar por última vez a quien diera su vida por la causa bomberil.

El día 05 de Mayo la ciudad se volcó a las calles para despedir al mártir institucional, ese día en primera plana el diario “El Mercurio” publicaba lo siguiente:

“La más sublime virtud, hacer el bien sin mirar a quien. La más pura caridad, sacrificar la vida sin preguntar siquiera por quien se va al puesto del sacrificio”.

En octubre de 1894, los restos de Alfredo Bilbao Fernández, fueron repatriados a “Torrelavega”, su ciudad natal. En su tumba existe una placa de bronce que señala la Heroica muerte de un español en la ciudad de Valparaíso, Chile.

Es muy pertinente recordar hoy las palabras póstumas expresadas por el señor Enrique Campusano, Capitán Séptima Compañía “Bomba España” de Valparaíso, en la despedida en el campo santo del voluntario Mártir:

“Si bien es cierto has muerto, tu recuerdo no morirá nunca, ni en nuestra Compañía, ni en el Cuerpo de Bomberos, al cual has pertenecido”.

ALFREDO BILBAO FERNÁNDEZ

MUERTO EN ACTO DE SERVICIO

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