Septima Compañia de Bomberos
“Bomba España”
Valparaíso
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LUIS AIXALÁ PLUBINS
Domingo 09 de marzo de 1930, se escucha un grito auxilio y las 21.00 hrs. Se declara un incendio en el cerro Bellavista, el deber llama, presurosos los bomberos acuden armados de valentía para atacar al enemigo que ya amenaza propagarse a otras casas vecinas. La séptima, al mando del capitán Don Fernando Ulibarry Fernández, arma sus mangueras y atacan el fuego, es asistido por los oficiales señores Antonio Bosch Maristany, teniente 1º, Santiago Ruiz, teniente 2º, Antonio Peralta, teniente 3º, ayudante Don Leonardo Ballesteros, así también el carro bomba, marca Lancia Llamado “Alfredo Bilbao” bombea el vital elemento. El trabajo a realizar, según ordeno el comandante, consistía en atacar el fuego por el cerro, utilizando para esto las líneas del ascensor. Sus carros ya se encontraban detenidos, a la espera de la cita con la muerte.
Desde esta ubicación el pitón lograría llegar a la base del fuego e impedir su propagación. El drama estaba a punto de comenzar, las hojas del libro de guardia de ambas Compañías, llorarían la pena, que de la pluma del oficial de guardia, narraría los hechos dolorosos de aquel día, donde Luis Aixala Plubins se encontraría con los escogidos, con esos verdaderos héroes, de grandes corazones, y de sonrisa cautivadora.
Luis Aixala Plubins, teniente 2º de la Décima Compañía de bomberos Bomba España de Santiago, formaba esa mañana en las filas de la Séptima Compañía Bomba España de Valparaíso. Ese día, domingo 9 de marzo de 1930 la colectividad Española celebraba la llegada del buque Escuela de la armada real Española “Juan Sebastián Elcano” El puerto de Valparaíso, se encontraba de fiesta y en especial la colectividad Española, por esta razón la Séptima Compañía de Bomberos Bomba España de Valparaíso, realizo un ejercicio demostrativo a los oficiales, cadetes y tripulación del bergantín goleta, en la Av. Francia del puerto. Contando con la presencia del embajador de España en Chile Señor Marque de Breñas, el Cónsul general de España, españoles residentes en Chile, y autoridades de la ciudad. Por lo anterior, no podían estar ausentes nuestros hermanos, y por tal motivo se invito a la Décima Compañía de Bomberos a sumarse a estos festejos. Y Así pues, la Décima no falla, y envía a algunos de sus hombres a lucir sus cotonas de gala junto a sus hermanos. En esta delegación de la 10 Cía. Se encontraba el teniente 2º Don Luis Aixala Plubins, quién participo con entusiasmo y alegría en todas las actividades de ese día. Mucha camaradería en especial pues se encontraba compartiendo con su amigo el teniente 1º de la Séptima Compañía De Valparaíso, Don Santiago Ruiz, con quién mantenía una sincera amistad, de esa misma amistad que muchos sentimos hoy, y que es por supuesto un orgullo llamarnos hermanos.
Esa tarde, y al caer la noche, ya muchos se habían retirado y en el cuartel de la Séptima se encontraban compartiendo entre otros, El Capitán de Compañía, el teniente 1º Santiago Ruiz y el teniente 2ª de la Décima Compañía Don Luis Aixala Plubins, pronto a retirarse a Santiago, pero el destino detono la alarma, el sino de lo escrito sonaba en su campana de auxilio, el deber es más fuerte, el llamado de la llama eterna se veía a lo lejos, ese mismo fuego que nos arrebato a un hermano, y que nos dejo la luz para el futuro.
Las órdenes se imparten, y raudos los bomberos hispanos cumplen con su deber, en el pitón que sube por el costado del Cerro Bellavista deja asombrados a los porteños, que no distinguen si son bomberos de la Séptima o de la Décima, solo ven a hombres valerosos aguerridos y audaces que como hermanos, comparten el mismo uniforme y el mismo sentido del honor. Pero la hora fatal ya no espera, y los carros del ascensor sin necesidad se ponen en marcha, por entre los rieles del ascensor se encontraban entre otros, Luis Aixala y su amigo Santiago Ruiz, uno de estos carros arroyo a nuestro hermano, dejándolo con heridas de muerte y dejándonos a nosotros una herida que no cerrará hasta el fin del fin. El Capitán, rápidamente da las instrucciones para que sea trasladado a la clínica Española, ubicada en la avenida Argentina del puerto, el teniente 2º de la Séptima Santiago Ruiz, su amigo lo acompaña. El parte del accidente marca las 22.10 horas, de inmediato se comunicó a los hermanos de la Décima compañía de Santiago, el lamentable accidente, y a las 23.11 horas se produce la muerte de este legionario, español de nacimiento y Chileno de Corazón. Los coros de los ángeles nombran su nombre, su lugar reservado por el destino ya estaba ocupado.
En silencio el cortejo, con el paso gallardo de todos sus hermanos, resonando por las calles porteñas el taco de las botas negras contra el pavimento unísono, dejo por siempre su nombre en el cerro Bellavista, en Valparaíso, en los cerros y calles porteñas. Las antorchas encendidas, y con el respeto ganado de la ciudadanía, el cuerpo del mártir Luis Aixala Plubins, era transportado al cuartel, para proceder con el doloroso sepelio.
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