El dueño de una mansión ubicada en Waiheke de 45.000 metros cuadrado, valorada en 13 millones de dólares, encontró que ya era tiempo de reemplazarla y en su lugar construir una nueva mansión, con los requerimientos que ahora necesita o desea.

Pero se le ocurrió la idea de aprovechar este cambio a favor de los bomberos voluntarios.

Ofreció su mansión a los bomberos para que la “quemaran”, es decir, para que la utilizaran como adiestramiento y practica de fuego mayor.

Waiheke es una isla que se encuentra ubicada en el golfo de Hauraki, a 35 minutos de viaje por ferry hasta Auckland, en Nueva Zelanda. La isla mide 19,3 km de largo, de este a oeste, variando su ancho entre 0,64 km hasta 9,65 km. Su superficie total es de 92 km².

Se contactó con bomberos voluntarios de Auckland y les propuso la idea, la que fue bien recibida. Se solicitaron todos los permisos necesarios, ante las autoridades correspondientes.

Todo resulto bien, se planifico el trabajo, se distribuyeron responsabilidades para este ejercicio y se trasladaron 45 bomberos voluntarios para este simulacro. Todos los vecinos estaban al tanto de la academia.

Llegó el día del ejercicio, todo preparado, material rodante, mangueras, equipos de aire, cámaras termales, escalas, material menor, trabajos distribuidos, etc., y lo más importante los bomberos bien equipados. Además se avisó a los vecinos del ejercicio y se estableció el puesto mando, desde donde se dio la orden de comenzar con el ejercicio.

El Comandante de Bomberos Voluntarios Peter Rowe, preparo todo su material tanto de estudio y análisis del comportamiento del fuego. Los oficiales tenían la planificación del trabajo a realizar. Era la “única” oportunidad de aprender poniendo a prueba a sus hombres. El entrenamiento se desarrolló sin problemas, la casa entro en llamas y se utilizaron diversas técnicas de ataque, ventilación, búsqueda y rescate, hasta técnicas de remoción de escombros e investigación de incendios. Se analizó el comportamiento del fuego, la incidencia del viento, la temperatura ambiente, entre otras.

Al final el dueño logro eliminar su antigua mansión en forma rápida y efectiva y los bomberos de Auckland, tuvieron la oportunidad de realizar un ejercicio de entrenamiento, lo más cercano a la realidad.