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Bomberos atrapados en incendio de Valencia

Cuan difícil resulta algunas veces, distinguir entre una situación real y un parlamento de alguna película de acción, romántica o drama. En fin, todos recordaremos el parlamente de las escenas finales de la película Marea de Fuego, cuando el teniente Stephen, alias “Bull” interpretado por el actor Kurt Russell, dice, “Si caes tú, caeremos los dos”. Oh en una película bélica, cuando dicen, “Nunca un compañero queda atrás”, como diría un especialista en guiones, “Una frase para el bronce”.

Pero lo ocurrido el mes de febrero recién pasado, en el incendio de las torres “Maestro Rodrigo”, en la ciudad de Valencia, España, ha dejado a la luz un acontecimiento de dedicación y valentía bomberil.

Este gigantesco incendio que consumió en su totalidad a ambas torres de 138 pisos, dejo varias victimas fatales y una veintena de heridos civiles, incluyendo a bomberos. Dos de estos bomberos vivieron una sobrecogedora experiencia, siendo muy fuerte en si misma, cualquiera podría compararla con un guion de película.

Muy cerca de las 17.30 horas caen los tonos y la primera dotación en salir a combatir este incendio son los bomberos del parque del Campanar. Poco después de las 18.00 horas, mientras bomberos estaban en el interior del edificio, revisando que ya no quedarán personas atrapadas, dos de ellos, no sabían que serian parte de este drama, donde no tenían posibilidad alguna de escapar.

El hecho en concreto fue que por las radios bomberiles se escucho un mensaje, pausado y corto, que dejo a todos los bomberos perplejos, helados. Dos de ellos están atrapados sin salida y se despiden, además solicitan que no arriesguen sus vidas para salvar la de ellos. Una despedida triste y al mismo tiempo elocuente, emitida pensando en la seguridad de sus compañeros bomberiles.

El mensaje hiela la sangre, la despedida como quedo plasmado en todos los bomberos dice, “Compañeros, hasta aquí llegamos. No entréis a por nosotros” Los bomberos que están atrapados, son los dos primeros que ingresaron al siniestro, se despiden porque la situación les indica que van a morir cumpliendo su deber.

Se han quedado ya casi sin aire en sus equipos de aire comprimido, por lo tanto, no es opción de bajar. El ambiente es de total oscuridad, el humo es tan denso que se podría tocar con la mano. Llegan hasta un departamento, fuerzan la puerta e ingresan, aún el fuego no ha llegado hasta ahí. Según cálculos posteriores, en ese lugar la temperatura debía estar por encima de los 120°.

El fuego, vil enemigo, consume a las torres devorándolas fácilmente y sin piedad. La orden es evacuar todo el edificio, los oficiales al mando no quieren arriesgar las vidas de los bomberos, el fuego esta desatado y es muy peligroso.

Un cabo toma de decisión de entrar a rescatar a sus compañeros, sabe por experiencia que el tiempo apremia. Otro bombero sin dudar lo acompaña, “nunca un compañero queda atrás”. Sin hacer caso de la orden mayor, entran al edificio. El oficial a cargo de esos bomberos da rápidamente la instrucción de prepararse para recibir de vuelta a sus hombres. Solicita a priori personal de sanidad y ambulancia, distribuye a algunos bomberos en el hall de entrada, o lo que queda de ella, para facilitar la llegada a la calle de sus compañeros. El fuego aún esta reinando en su destrucción. el comportamiento atípico del fuego en este siniestro, fue la causa que dos bomberos quedaran atrapados. Cuando por la parte posterior de la primera torre, en cosa de minuto, se vio envuelta totalmente por el fuego, dado por el material inflamable de la fachada que hasta ese momento se desconocía, sin posibilidad de vía de escape.

Con la fuerza interior que solo el entrenamiento y la experiencia, avalados por la férrea voluntad de un bombero, el cabo y el bombero llegaron hasta donde están sus dos compañeros, se encuentran desplomados y casi inconsciente, son levantados y con ello son llevados a su salvación. Una nueva comunicación radial se escucha, la voz del cabo dice: “Mando, bajamos con nuestros compañeros, estamos por llegar a la entrada, se requiere sanidad”.

Al llegar a la entrada rápidamente son atendidos los dos bomberos y llevados a un centro asistencial, están semiinconscientes, pero ya están a salvo.

Según expresión de algunos vecinos que desde lejos veían y seguían con suma atención y respeto lo narrado más arriba, indicaron que cuando los bomberos fueron llevados en respectivas ambulancia para ser atendidos, los bomberos que quedaron, por unos segundos se abrazaron y algo hablaron entre ellos, no por mucho tiempo, hay que seguir trabajando, el deber siempre primero.

Era el abrazo de la confraternidad, de los hombres de bien, de la hermandad bomberil, del lazo irrompible que existe entre los hombres de casco y cotona.

“Ningún compañero queda atrás”.

18 marzo 2024

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